29 de agosto de 2008

Dios Mio.


NO TENES LA NECESIDAD. NO NO LA TENES. TE AMO, SI.
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12 de agosto de 2008



Alguna vez declaró que en 36 minutos se pueden hacer cosas interesantes, como preparar una comida, tener sexo o escuchar “Mordisco”, su nuevo álbum. Esta vez, Emmanuel Horvilleur dedicó ese tiempo para charlar con WATT, sin cenas ni camas alrededor del grabador.

¿Qué queda del Emmanuel Martí que hace 20 años grabó la canción “El mono tremendo”?
En realidad, Eduardo Martí no es mi viejo. Digo, no es mi padre genético, sino que es mi “padre”; y en esa época yo tenía un sobrenombre que era “Papic”. De eso ya no queda nada porque yo soy Emmanuel Horvilleur, que es mi nombre real. ¿Pero qué queda del que grabó “El mono tremendo”? Me parece que ese niño es parte de lo que soy ahora. Hace 20 años fue el comienzo del juego.Poco después del final de los Illya Kuryaki dijiste que te sentías musicalmente “muy solo”


¿Cómo revertiste eso?
Contrato gente para que me acompañe (Risas). Lo que me pasó era una sensación natural después de haber estado algo más de diez años en una estructura de mucha gente. Cuando llegó el final de Kuryaki me sentí solo, y en algún punto enfrentarme a esa ruptura era algo que también quería. Pero ya armé una banda, hice tres discos y no me siento así.


En la Argentina están pegando algunos de los géneros propios de la cultura negra, como el hip hop o el reggaetón ¿Qué opinás al respecto?
A mí me da un poco de gracia porque fuimos nosotros los que empezamos con el hip hop y en su momento la gente bastardeaba el género, decía que eso no era música. Y de chico me parecía muy lejano el hecho de poder sentarme en una silla y decir: “Ahora todos pasan hip hop”. Porque nosotros teníamos que comernos todos los palos, cuando ahora es moda y está en los medios.


Hace tiempo evocabas con nostalgia las giras por América Latina y Europa ¿Tu música actual es menos exportable?
Mi música siempre fue exportable, pero creo que recién ahora con “Mordisco”, y de a poco, se está abriendo esa posibilidad. Hay pedidos de show en México, Venezuela y Nueva York. Seguro que entre este año y el que viene se va a concretar la idea de volver a tocar afuera.


Siempre remarcás que te gusta hacerte cargo de tu visión del rock ¿Cuál es esa visión?
En realidad, disco a disco voy cambiando un poco el discurso porque van variando mis influencias y eso me gusta, me divierte. Pero no quiere decir que soy un artista nuevo en cada álbum, aunque algo de eso hay. Como también una parte se mantiene, lo que sería mi sello.


¿El rock es infinito o tiene límites?
A mí me gusta moverme y no estancarme en un estilo. Kuryaki era una banda que empezó con el hip hop y después pasó a una cosa más elaborada; de ahí, con “Leche”, a algo casi porno musicalmente hablando. Por eso creo que cambié bastante en mi música. Hay jóvenes que no les gusta el cambio en el rock y no les copa la idea de que venga un pibe y les cante “Soy tu nena”. De eso me di cuenta a través de todos estos años.


¿Por qué siempre usás la noche como fuente de inspiración?
Porque tiene un poco de misterio, de erotismo, de secreto y hasta de miedo. Si bien también tiene magia, la noche es el territorio de lo oscuro. Y si bien ya no salgo tanto, tengo memoria emotiva porque salí bastante durante muchos años. Me gustaba sentarme en un sillón a ver el comportamiento de la gente, es divertido y de esa experiencia me gusta escribir.


¿Cómo te sentiste en el rol de productor de “Mordisco”?
¡Me gustó! Por ejemplo, cuando me pongo a hacer un tema empiezo a imaginar cómo quiero ir vestido, y de cierta forma ese rol es del productor: guiar a los músicos para qué lado ir o ser un mediador entre la canción y cómo va a terminar grabada. Ese trabajo me sale de manera natural, no me lo impongo.


¿Producirías a otros artistas?
No, porque es un trabajo muy grande. Pero capaz, agarrar a una chica que cante bien y con la que se pueda armar un disco… puede ser un chico también, lo que pasa es que las chicas usan perfumes más ricos (Risas). Tendría que ser alguien con algunas letras sin terminar.


“Mordisco” dura 36 minutos. Ideales, según dijiste, para cocinar o hacer el amor ¿Cómo elaboraste ese cálculo?
Después de haber dicho eso empecé a cronometrar, y entonces tendría que haber sido un disco de 15 o 20 minutos. Pero lo que quise decir es que es corto, que va a los tiempos que corren y que puede ser escuchado sin llegar a aburrir. Soy un músico que sigue creyendo en la obra, en hacer 11 canciones para ser escuchadas de esa manera
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Voilà la différence.
No es lo mismo ser que estar eh.
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Me molesta cuando la gente expresa sus sentimientos con preguntas.
¿Sabés que te quiero mucho?
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Break all the madness.

SUEÑO DE ARISTOCRACIA

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